jueves, 17 de febrero de 2011

María Gabriela Luna. Por Marta Herrero

María Gabriela Luna.
Gabriela Luna.
Gabriela.
Gabi.
Arquitecta. Madre. Esposa. La mejor amiga. Mi única hermana del alma.
Corrientes. Argentina. Madrid España. Trenque lauquen. Argentina.
Nunca sabes cuándo puedes encontrar a tu hermana del alma. Yo un día la encontré. No la buscaba, la necesitaba más de lo que creía y estaba ahí, a mi lado. Vivía en el piso de arriba. Ahora ya no vive en el piso de arriba, ahora sobre todo vive en mi corazón. Reside de nuevo en Argentina.
Cuanto valor damos a la familia de sangre cuando muchas veces esa familia que forma parte del alma es la que marca una vida. La que deja esa huella tan profunda que te acompaña como una sombra cada día.
Esta foto no tiene valor artístico. Tiene el valor que tiene este arte, tomar una instantánea que defina a esa persona. Un retrato.
Gabi, mi hermana, mi amiga estaba preparando la increíble fiesta de cumpleaños para nuestros hijos con temática de Mickey. Ambas íbamos disfrazadas de Micky. Ella lo organizaba todo con la precisión y la diligencia del mejor profesional. No podía faltar detalle: bolsas de regalos para invitados, decoración y por supuesto súper tarta con forma de Mickey. Invitados y amor. Kilos de amor. Lleva puesto un corazón que yo le hice para el día de San Valentín, cada día debía haber algo nuevo que hacer, necesitábamos salvar nuestras vidas de ese anonimato que te da la vuelta a ejercer de madre, ama de casa, esposa…roles silenciosos que aportan todo el valor añadido de eso que es tan importante en nuestra sociedad llamado familia y que tan desvalorizado, ninguneado y mal visto esta. Cuanta tinta vertida en hablar de la generación ni ni, porque no empleamos ese esfuerzo en hablar de los padres de esa generación?
Cada día recibía una llamada a primera hora, _Nos tomamos un tecito?
Ese era el inicio. Ese fue el inicio durante ese año en que vivimos juntas todas las emociones que conlleva ejercer de madre a tiempo completo. Risas, Llantos, angustias, bloqueos,
Inseguridades. Ahí planeábamos actividades que hacer con nuestros hijos y que nos enriquecieran y divirtieran a todos.
Para mi era la primera vez como madre, mi desconcierto era absoluto. Nuestros hijos, Nico y Gael, por supuesto hermanos del alma para siempre también, habían nacido con una semana de diferencia.
Nadie sabe lo difícil que es ser madre sin tener un referente claro de cómo se hace. Todos te dicen que es fácil, por lo menos a mi me cuidaban mucho durante mi embarazo, momento en que yo estaba feliz, una vez que nació mi hijo sentí eso de “apáñatelas como puedas!
No sabía como debía hacer mi papel, ejercer la profesión más difícil de la vida: ser madre. Una criaturita que no te ha pedido venir al mundo depende de ti y en función de lo que le ofrezcas y le des será mejor persona, crecerá más libre y será capaz de elegir y poder dejar el hogar con las herramientas necesarias para defenderse.
Gabriela me enseño todo esto. De qué manera me lo enseño! AMOR. Esa era la clave. AMOR Y COMPRENSION. PACIENCIA. Su frase, Ya esta, que se yo!. Fin de la preocupación.
Coincidimos en que ambas sentíamos el  desarraigo familiar, yo menos, ella me enseño a aceptar a mi familia de sangre, a perdonar, a entender…además de mostrarme claves para que nuestros hijos crecieran felices. Cuantas veces me dijo algo genial:
-Llegamos tarde al reparto de madres. Ya esta!
Claro, por eso debíamos buscar ese referente que normalmente se tiene en una madre.
Nuestras madres no eran malas ni buenas .No eran o no querían ser madres o ejercer de tales.
Por supuesto no podíamos obligarles.
Sin trabajo. Inmersas en la rutina del día a día. Pañales, llantos, falta de sueño, cólicos, bronquitis, comidas, lavadoras…conseguimos construir un mundo paralelo que nos hiciera
ver cada mañana el sol por mucho que afuera lloviera.
Nadie podría creer que nuestro mejor día era el que nos podíamos escapar sin hijos a hacer la compra! Disfrutábamos comprando los pañales, el gel, la papilla…
Ambas teníamos y seguimos teniendo una profesión. El mercado nos echo cuando quisimos dedicar más tiempo a nuestros hijos. ¿Conciliación?, si total, en casa. Con la ilusión que fuimos universitarias, cuantas veces habíamos pensado en cambiar el mundo! Sentíamos a menudo que el mundo nos había obligado a cambiar y aceptar algo no previsto cuando éramos más jóvenes.
Nuestra sociedad es así:No queremos ser madres como las nuestras, queremos ser madres, trabajar y dejar que nuestras madres cuiden de nuestros hijos. Fácil ecuación.
A cuantas abuelas he oído en el parque quejarse de volver a empezar con sus nietos como cuando tuvieron sus hijos, las hijas no entendemos que ellas ya cumplieron, mejor o peor pero ya pasaron por eso. (Aprovecho para recordar a todas estas abuelas que trabajan a tiempo completo por que sus hijas cumplan el sueño que ellas no pudieron y que ahora de mayores tampoco porque carecen de tiempo).
Nosotras decidimos hacerlo solas. Pero anhelábamos trabajar. Mucho. Cuantas cosas planeamos! Finalmente ella acabo dejando un país que le prometió mucho mas de lo que le dio, el dorado que se busca cuando se emigra no fue tan maravilloso.
Yo no había emigrado como tal, pero también acabe marchándome, dejando Madrid.
El día que se fue llore tanto  y sentí un dolor inmenso. Ahora la siento cerca cada día.
Esta presente en mi vida. Es la mujer mas importante del  mundo para mi. La mejor mujer del mundo! Ni en sueños hubiera pensado encontrar una hermana asi.
Seguimos inmersas en una realidad que ya no es tan ajena pero que aun nos duele, cuando nos hablaron de mujeres independientes ¿a que se referían?, a la mujer que trabaja ocho diez horas fuera de casa, deja a su hijo donde y como puede además de preocuparse por la intendencia del hogar?, debemos cambiar esta situación. Ser madre es el mayor regalo de la vida. No debiera exigir renuncias a este nivel.
Nos conocimos por casualidad. En el patio de la comunidad. Maravillosa casualidad.
Gracias Gabriela.
Te quiero.
Con este homenaje a esta gran mujer he querido, no se si lo he logrado, ser voz de otras muchas mujeres que nos encontramos en ese año en que compartimos una vida. Salarios ínfimos que no te permiten ser independiente. Ese es el mapa femenino mayoritario de este país. Abuelas  trabajando sin descanso en su casa y en la de sus hijos.

Marta Herrero es productora de publicidad y además es socia del Lyceum Club María Zambrano

1 comentario:

  1. Conozco y he conocido a estas dos MARAVILLOSAS mujeres. Marta, qué bello lo que has escrito...

    Quiero añadir solo una cosa desde mi profunda admiración a LAS MADRES, espero que los hombres del mundo se den cuenta de lo que tienen a su alrededor.

    Una pena que no se animen ellos también a dejar más impresiones en este blog.

    GRACIAS A TODAS!!!!

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